Análisis / 2 de diciembre de 2021 / Tiempo de lectura: 3 min.

Análisis FIP/FESCOL | La relación Policía—ciudadanos más allá de la transformación institucional

Desde agosto del 2020, la FIP y FESCOL conformaron un grupo de trabajo que busca comprender por qué, a pesar de los múltiples cuestionamientos y escándalos, ha sido tan difícil impulsar reformas significativas en la Policía. Este documento explora vías para que la relación entre la Policía y los ciudadanos sea menos traumática de lo que ha sido hasta ahora.

Movilizaciones en mayo del 2021
Movilizaciones en mayo del 2021 © COLPRENSA

Cambiar la relación policía-ciudadano durante el contacto es la principal justificación de la reforma o transformación integral de la Policía Nacional. Sin embargo, esto es algo que no logrará por sí solo el cuerpo de policía, pues hay factores externos que pueden obstaculizar esta intencionalidad.

El contacto ciudadano-policía es variado: va desde acciones que el policía desarrolla de vigilancia por iniciativa propia (como el registro a personas); el llamado del ciudadano para que el policía le proteja durante eventos de delincuencia, aumente la frecuencia de patrullaje o para que un vecino que tiene el equipo con alto volumen ajuste su comportamiento a la ley; hasta cuando el policía del ESMAD desarrolla procedimientos de control de multitudes. En todo caso, el ciudadano busca que durante el contacto con el policía se resuelvan sus necesidades sin el uso innecesario y abusivo de la fuerza.

Este contacto está marcado por la intencionalidad de las decisiones del Gobierno para lograr la obediencia de los asociados, así como por la planeación del cuerpo de policía para reducir del delito y del propio integrante de patrulla de vigilancia policial para lograr los resultados encomendados durante el turno.

De la intencionalidad surge el concepto de modelo de policía, que básicamente se refiere a la conducta de coerción que caracteriza al Gobierno para lograr la obediencia de sus asociados. Este modelo de policía o de coerción, sumado a iniciativas de persuasión y retribución en un conjunto de arreglos institucionales basado en influencias derivadas de decisiones políticas, normativas y funcionales, debe ser ejecutado por las organizaciones del Estado.

La diferencia entre todas las organizaciones públicas y el cuerpo de policía es que este último tiene a su cargo el uso legítimo de la fuerza para proteger la propiedad privada, regular el comportamiento social y mantener la estabilidad y el orden constitucional.

Prometer cambios sustanciales en la relación policía–ciudadano implicaría modificar asuntos estructurales relacionados con:

- La arquitectura institucional del Estado

- La forma como el Estado impone el orden pactado a los habitantes (dominación y autoridad)

- La manera como el Estado comprende, identifica e intenta modificar la existencia de los órdenes que imponen otros actores en el territorio.

Este análisis expone cinco factores externos a la Policía Nacional que determinan, en gran medida, la relación con el ciudadano. Es importante aclarar que la alta dirección de la institución no puede de manera autónoma tomar decisiones sobre los mismos; por el contrario, las decisiones organizacionales responden a disposiciones e incentivos del sistema político.

En el texto también se plantean algunas recomendaciones de carácter político que podrían ser tenidas en cuenta por las autoridades del orden nacional y acogidas por técnicos y consultores que asesoran al sector seguridad y defensa para iniciar procesos más ambiciosos que el liderado por el actual Gobierno. Estas recomendaciones permitirían dar continuidad al proceso de transformación institucional, que obedece a cambios organizacionales previamente planeados en el seno de la institución, así como avalados y acompañados por el Gobierno Nacional.

Palabras clave: Policía / Seguridad ciudadana

 

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