En reciprocidad, el gobierno ofrece suspensión de operaciones militares contra el ELN, sin la exigencia inicial de desarme y desmovilización" (ver Boletín 23). ¿Es ese un propósito viable? De acuerdo con el análisis que plantea este boletín, los acercamientos con el ELN no ocurren en un vacío sino que están inscritos en un triángulo en el que mucho depende del comportamiento de las otras dos partes: las autodefensas y las FARC. Dentro de ese triángulo, el ELN tiene hoy una ventana de oportunidad. El documento argumenta también que con la desmovilización de los paramilitares, las condiciones para una negociación de paz satisfactoria -el "escenario estratégico"- parecen inmejorables, pero la implementación de mecanismos sobre el terreno -el "escenario táctico"- que permitan avanzar en esa negociación supone retos de inmensa dificultad. La conclusión a la que se llega es que la tarea de La Habana debe ser entonces bosquejar el puente que lleve de un escenario a otro y ponerle un cronograma. Y para eso no basta con discutir un cese de hostilidades.
Esta semana se abrió la “Mesa de Acercamiento” en La Habana entre el gobierno y el ELN. ¿Qué se puede esperar? Con la desmovilización de los paramilitares, existe hoy un escenario estratégico favorable para una negociación: es el turno del ELN. Pero implementar los primeros mecanismos sobre el terreno supone grandes retos. La tarea de La Habana es bosquejar el puente que lleve de lo táctico a lo estratégico. Y para eso no basta con discutir un cese de hostilidades.