Desde el 2017, la FIP viene implementando iniciativas a nivel local para
prevenir el homicidio en Colombia (ver Instinto de Vida). En lo corrido del año, con el apoyo de la Open Society Fundation, realizamos el taller “Un periodismo sensible a las víctimas” en Barranquilla, Cali y Quibdó, dirigido a periodistas locales que a diario cubren noticias relacionadas con la violencia letal en sus municipios y regiones. Este taller hace parte de las estrategias previstas por la FIP para lograr una mejor comprensión del fenómeno del homicidio, lo que a su vez podría generar mejores niveles de atención, prevención y reducción de este delito.
La idea de diseñar un taller para medios de comunicación, enfocado en un periodismo sensible a las víctimas del homicidio, parte de los resultados de una encuesta de percepción que aplicó la FIP durante el segundo semestre de 2018 en las tres ciudades ya mencionadas. Según los datos, cerca del 80% de los encuestados (ver gráficos) experimenta algún tipo de relación con el homicidio, en su gran mayoría influenciados por los medios masivos de comunicación. Esta relación evidencia la importancia del rol de los medios en la cadena de atención del homicidio, así como la necesidad de diseñar estrategias que se centren en las consecuencias de la violencia letal para prevenirla.
De acuerdo a lo expresado por los asistentes a los talleres, la presión por mantener y aumentar las cifras de anunciantes, por completar la cuota de artículos y la competencia entre los medios informativos tradicionales y las redes sociales, disminuye, en muchos casos, la calidad de la información relacionada con el homicidio. Por ello, abundan titulares sensacionalistas, acompañados de imágenes y testimonios que revictimizan, lo que amplía y reproduce la violencia. Este fenómeno repercute en la memoria de las víctimas, sus familiares y amigos, y sobre la sociedad en general[1].
Frente a esta realidad, para la FIP resulta fundamental generar conciencia en los medios sobre la relevancia de su rol informativo frente a la ocurrencia del homicidio, para desarrollar estrategias efectivas que lo prevengan o hagan que disminuya. Por ello, el taller abarcó, primero, la sensibilización del tratamiento a las víctimas de homicidio y sus familiares con el objeto de reducir la revictimización y contribuir a la creación de conciencia sobre el respeto por la vida (ver guía), y, segundo, el fortalecimiento de las capacidades de investigación del homicidio como fenómeno complejo (ver guía).
Al respecto, las reflexiones de los comunicadores en las tres ciudades fueron diversas. En Barranquilla, por ejemplo, la discusión giró en torno a la falta de una aproximación más humana a las noticias sobre homicidio, reconociendo que al periodismo local le falta sensibilizarse con las víctimas para mejorar la calidad de la información y la seguridad de los periodistas. Escuchar activamente los testimonios y darle voz de las víctimas, permite una mejor relación del periodista con la ciudadanía, así como resaltar el valor de la vida.
En Quibdó, en cambio, la discusión giró en torno al riesgo que corren los periodistas que deben cubrir noticias relacionadas con homicidio y temas de seguridad ciudadana, no solo en la ciudad, sino también en el departamento. Los comunicadores resaltaron las dificultades para movilizarse en el territorio y las posibles amenazas que reciben cuando cubren ciertos hechos.
En Cali, por otra parte, el debate giró en torno al cubrimiento de la violencia homicida de manera estratificada. Preocupa la forma en la que los medios registran los homicidios según el lugar de ocurrencia y sus audiencias. Es decir, las muertes que ocurren en estratos bajos pierden interés para los medios de comunicación que circulan en estratos altos.
En Barranquilla y Cali los asistentes al taller hablaron de la presión que ejercen sus editores cuando se trata de noticias judiciales. La necesidad de producir en cantidad disminuye la capacidad de mantener la calidad. Frente a esta realidad, resulta relevante incluir en este tipo de talleres, a futuro, a editores y dueños de medios. En Quibdó, los periodistas perciben que ocurre lo mismo con colegas que llegan de Medellín y con los corresponsales de medios nacionales.
Por último, en las tres ciudades, los periodistas coincidieron en el rol, cada vez más relevante, de las redes sociales a la hora de difundir noticias y en la urgencia de establecer límites sobre la manera cómo transmiten la información. Para ellos, el principal reto para hacer un periodismo serio y sensible a las víctimas se encuentra en las redes sociales, porque es allí donde se propaga la sensación de inseguridad.
Los periodistas de Quibdó plantearon la necesidad de hacer talleres para jóvenes enfocados en cómo compartir información de manera responsable. En Cali creen que es necesario capacitar a los periodistas para que mejoren la calidad de las noticias e investigaciones, como una estrategia para acallar las noticias falsas. Y, en Barranquilla, se propuso reducir el uso de información proveniente de las redes sociales que no cuente con fuentes verificables.
Al cierre de los talleres los asistentes reafirmaron su compromiso por hacer un periodismo más sensible a las víctimas.
[1] Bucqueroux, B., & Seymour, A. (2009). Guide for Journalists Who Report on Crime and Crime Victims. Washington D.C.: Justice Solutions NPO. Obtenido de Justice Solutions NPO: http://www.mediacrimevictimguide.html