La relación entre el tejido empresarial y lo que ocurre en los territorios PDET es relevante para la construcción de paz: no solo permite identificar cómo han evolucionado las condiciones para que se creen y subsistan las empresas, sino que contribuye a recoger evidencia sobre qué tanto se han transformado los territorios en los que se ha focalizado la intervención del Estado por sus condiciones de vulnerabilidad.
Por eso, en alianza con el Observatorio de Inversión Privada (OIP), iniciativa de Jaime Arteaga & Asociados y el Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE, por sus siglas en inglés), y con el apoyo de la Embajada de Suecia, la FIP analizó los datos de las empresas creadas, cerradas y las que se mantuvieron a lo largo de siete años (entre 2015 y 2021) en los municipios PDET, buscando identificar qué condiciones permiten o no, fortalecer el tejido empresarial. Esos datos, que recoge el OIP de las Cámaras de Comercio en los municipios PDET, los cruzamos con variables socioeconómicas, de capacidad institucional, de seguridad y de conflicto.
“Esta relación entre las empresas y el entorno donde operan o dejan de operar es determinante para el desarrollo de los territorios más golpeados por el conflicto armado, ya que sin la presencia perdurable de las empresas es difícil pensar en que la transformación ocurra y sea sostenible”, dice Felipe Zarama, uno de los investigadores que participó en el análisis.
El Estado le apostó a la creación de empresas como parte de la estrategia de estabilización y construcción de paz. De manera particular, se creó un régimen especial de tributación para estimular la creación de empresas en las Zonas Más Afectadas por el Conflicto (ZOMAC), a través de la reducción del impuesto de renta a las compañías radicadas en estos municipios. De los 344 municipios que hacen parte de las ZOMAC, 167 de los 170 municipios PDET, hacen parte de este grupo priorizado.
¿Qué encontramos?
El análisis de los datos del tejido empresarial en los territorios PDET sugiere que en aquellos municipios con mayor número de eventos de desplazamiento forzado —es decir, en los que se podría decir que el conflicto armado continúa— se crean y subsisten menos empresas.
Estos resultados son consistentes con otro de los hallazgos: en los municipios que tienen una mayor actividad económica, medida a partir del valor agregado que en ellos se produce, se crean y subsisten más empresas. Esta relación es intuitiva, pero le añade confianza al hallazgo principal. “Aunque no se trate de relaciones causales, los datos sí sugieren que un mayor número de empresas está asociado con una mayor actividad económica y menores eventos de desplazamiento”, explica Zarama.
El estudio no encontró una correlación entre el tejido empresarial y otros factores como la seguridad y la capacidad institucional. Los resultados no arrojaron, por ejemplo, una relación estadística entre el número total de empresas y los homicidios, el hurto o la extorsión. Esto no quiere decir que no estén relacionados, sino que no se dispone de la suficiente evidencia para afirmar con confianza que sí lo están.
Para la FIP, los resultados de este estudio evidencian la necesidad de que la institucionalidad avance en inversiones que transformen las condiciones de los territorios PDET, las cuales ayudarían a que se fortalezca el tejido empresarial y, por esa vía, a que las transformaciones sean sostenibles en el tiempo. Desde luego, transformar los contextos PDET requiere también de la acción corresponsable del sector empresarial.
Por último, los datos del tejido empresarial muestran que el conflicto sigue abierto en ciertos municipios. “Cerrarlo hace parte de esas condiciones habilitantes para la actividad económica y para la creación y sostenimiento de las empresas”, concluye Zarama.