Las Farc están mejorando su capacidad de hacer atentados en las ciudades, mantenerlos en secreto y hacer sentir culpable a la sociedad porque no busca la paz. ¿Cómo enfrentar este nuevo reto de seguridad?
Este boletín recoge dos fuertes golpes esta semana del Ejército y de la Policía a mandos medios de las Farc que pasaron casi desapercibidos: La baja en combate de Danilo y Fernando, dos importantes mandos del Frente Urbano Antonio Nariño de las Farc y el hundimiento, en una emboscada en zona rural de Mitú (Vaupés), de dos lanchas en las que viajaban varios mandos de las Farc entre los que se encontraban dos comandantes de frente: alias Albeiro, comandante del Frente 44 y alias Jacinto, comandante del Frente 39. Ambos frentes hacen parte del Bloque Oriental. Coincidencialmente, el Presidente Uribe reafirmó por esos mismos días su descontento con los resultados operacionales de la Fuerza Pública. Más allá del afán por capturar cabecillas conocidos por la opinión, esta entrega pretende analizar la coyuntura a partir de los siguientes cuestionamientos: ¿Cómo se imagina el gobierno el final de la partida? Si no hay claridad sobre quién se está capturando y para qué, el triunfo de hoy se puede convertir en la derrota de mañana.
La incursión al municipio de Mutatá y otras acciones recientes de las Farc como la masacre de Puerto Valdivia, arrojan la pregunta: ¿están las Farc retomando territorio? Responderla con precisión requeriría un análisis región por región de la capacidad actual de cada una de las estructuras de las Farc, del dispositivo local de la Fuerza Pública, de los efectos de la desmovilización de los grupos paramilitares y en general de la situación de esos territorios. Sin embargo, este documento plantea que es posible encontrar unas pistas que permitan interpretar los hechos recientes y anticipar algo del futuro sin demasiada especulación, si se atiende a las lógicas estratégicas de la concentración y dispersión de hombres de las Farc y a los objetivos que persiguen con estos movimientos. En ese sentido, el análisis realizado da cuenta de algunas de las manifestaciones concretas de estas estrategias con las cuales las FARC buscan adaptarse a las dinámicas cambiantes del conflicto y posicionarse como la guerrilla más vieja del mundo.
Este boletín habla del afán del gobierno en el 2005 por capturar a alguno de los más notables comandantes de las FARC y además ahonda en cómo el proceso de Ralito ha puesto el foco sobre las cabezas de estas organizaciones y de la creciente cifra de desmovilizaciones, que evidencia el problema de los combatientes rasos. Entre cabecillas y combatientes hay una franja invisible que, a pesar de las capturas recientes, pasa desapercibida, pero que posiblemente sea la que determine la suerte de la guerra y la paz: los mandos medios.
Luego de que 13 patrulleros y un agente pertenecientes a un Escuadrón Móvil de Carabineros (EMCAR) de la Policía Nacional murieran cuando explotó un campo minado en la carretera que comunica al corregimiento de Atánquez con Valledupar (César) el 1 de agosto de 2005, en hecho atribuido a la guerrilla de las FARC, se evidencian tres problemas básicos del conflicto que se presentan en este boletín: el control territorial en áreas de alto valor estratégico; la relación de la fuerza pública con las comunidades indígenas; y, sobre todo, la distribución de tareas entre los organismos de seguridad. Si no se define con claridad quién es responsable de qué, no habrá seguridad permanente.
El 25 de junio de 2005 en el poblado de Teteyé (Putumayo), fronterizo con Ecuador, las FARC emboscaron a un pelotón del Ejército adscrito al Plan Energético y Vial Número 11 y hostigaron el puesto militar de la zona. Murieron 21 soldados y 8 más quedaron heridos. Las víctimas hacían parte de un destacamento de 50 hombres que estaba a cargo del cuidado de los pozos petroleros Quillaniza y Teteyé, en la frontera con Ecuador. Este boletín revisas los anteriores hechos planteando que este ataque, y otros similares perpetrados recientemente en el departamento del Cauca, se inscriben en la misma lógica: dislocar la fuerza del Ejército; asegurar su movilidad y abastecimiento logístico; y hacer ruido en los medios. Ello demuestra, sugiere el documento, que las FARC se están acomodando a la política de seguridad del gobierno y han sabido utilizar los momentos políticos. ¿La estrategia está llegando a sus límites?
Este texto recoge los hechos presentados el 14 de abril de 2005 en Toribío, Cauca, en el que 150 hombres de la columna Jacobo Arenas y el Frente 6 de las FARC atacaron la zona durante diez horas, y dejaron como saldo la muerte de 3 policías y un niño de 10 años, así como varias viviendas destruidas. El análisis de estos hechos concluye que este ataque es el primer anticipo de la campaña sistemática que las FARC iniciarán para desprestigiar al Presidente Álvaro Uribe de cara a las elecciones. Sin embargo, el texto plantea que ni las FARC ni el Gobierno consiguieron lo que querían: las FARC no lograron desalojar a la Policía de una zona estratégica como es el norte del Macizo Colombiano. Pero el Estado tampoco ha logrado desarrollar un esquema de seguridad adecuado. Por eso el texto concluye que sin un eslabón entre la acción policial y la militar, y sin el apoyo de la población, la recuperación del territorio será pasajera.
En este boletín se analiza, en primera medida, un ataque de las FARC en la carretera que conduce de Tame a Fortul, Arauca, en el que murieron 18 militares. El boletín analiza este hecho y concluye, primero, que Arauca sigue siendo una de las zonas más difíciles en el conflicto armado; y segundo, que sin una política coherente del Estado, es imposible rehabilitar. El análisis también concluye que sin el apoyo de la gente cualquier estrategia navega en el vacío, incluso la estrategia militar.