El presente informe tiene como objetivo analizar las dinámicas del conflicto armado en el departamento de La Guajira y su impacto humanitario. Está estructurado en cuatro partes. La primera es un recorrido sobre el desarrollo de la presencia y actuar de los grupos armados en la región, presentado datos estadísticos históricos sobre su evolución y una descripción de su accionar en 2012. En la segunda parte se analiza el impacto en la población civil causado por el conflicto armado en el departamento, presentando datos sobre su desarrollo histórico y la situación humanitaria en 2012. En la tercera parte se aborda el dispositivo de acción que las Fuerzas Militares desarrollan en la zona y algunos de sus resultados. Y finalmente, se presentan unas conclusiones sobre la situación actual del conflicto armado en La Guajira, particularmente sobre lo identificado en 2012.
Este boletín plantea que una serie de mutaciones en los grupos armados ilegales combinadas con la aparición de fuertes condicionantes sobre la política de seguridad del Estado, anuncian un giro en el escenario estratégico cuyo desenlace decidirá si el país avanza hacia una pacificación relativamente rápida o se sumerge en otro ciclo de violencia. Según el documento, para entender los rasgos del nuevo escenario emergente, es imprescindible recordar el impacto de cuatro años de Política de Defensa y Seguridad Democrática (PDSD) en cabeza del presidente Álvaro Uribe ante la posibilidad de que bandas criminales llenen el vacío dejado por los paramilitares y los cambios en la correlación de fuerzas entre el Estado y las guerrillas.
En este boletín se analizan las desmovilizaciones colectivas de los grupos paramilitares durante el 2005 y ante todo la desmovilización del grupo más poderoso -el Bloque Central Bolívar-, las cuales arrojan una pregunta estratégica: ¿se está poniendo fin al ciclo de formación de grupos de seguridad privada en Colombia? Si se analizan los escenarios futuros con base en los indicios de hoy, y no en las lógicas "político-militares" de ayer, es inevitable llegar a una conclusión: habrá una tercera generación de grupos paramilitares.