La captura de Dairo Antonio Úsuga es un hito en la respuesta contra el crimen organizado, pero no es el fin de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC): su impacto dependerá del contexto de cada región y de la estructura armada con la que cuente este grupo. El Estado se enfrenta a una criminalidad fragmentada que seguramente traerá importantes afectaciones humanitarias. ¿Este golpe mejorará o empeorará la situación de seguridad? Análisis FIP
Análisis del impacto de las diferentes expresiones armadas en diversas regiones del país, así como de aquellas que están en proceso de formación y que se han ido visibilizando con el desmonte paulatino de las FARC. También, recomendaciones para enfrentarlas.
Chocó, Tumaco, Cauca, Buenaventura, el Bajo Cauca antioqueño, el eje Llanos Orientales-Orinoquia y Catatumbo se enfrentan a diversos tipos de violencias tras la salida de las FARC. Estos siete ejemplos muestran que la disputa por el territorio entre otros grupos armados, la persistencia del crimen organizado, el surgimiento de nuevas expresiones armadas, producto de milicias y disidencias, y agresiones a líderes sociales son los nuevos retos para la implementación de los Acuerdos de Paz.
A nivel nacional, las disminuciones en los homicidios fueron considerables en algunas ciudades y en particular en Medellín y Cali que sumadas equivalen a una tercera parte de las del país. No obstante, aún en estas, las dinámicas criminales persisten: expendidos de droga, cobro de extorsiones, alineamiento de las estructuras urbanas con organizaciones mayores, etc. Análisis FIP
Tratar de erradicar en 60 días lo que lleva cocinándose 30 años, como es el caso del Bronx en Bogotá, puede ser una iniciativa aplaudible en la medida en que logre desmontar núcleos de expendio donde se concentran muchas delincuencias y esto, sin duda, se verá reflejado en la percepción de seguridad (por la disminución de expendedores y consumidores), pero aun así, no solucionará el problema del microtráfico