Noticias / 1 de febrero de 2019 / Tiempo de lectura: 4 min.

Lecciones de Tailandia para acabar con los cultivos ilícitos en Colombia

La Fundación Ideas para la Paz, con apoyo del Programa Global de Políticas de Drogas y Desarrollo-GPDPD de la GIZ, realizó el conversatorio Tailandia fue declarado un país libre de cultivos ilícitos: ¿Cómo lo hizo y qué puede aprender Colombia?

María Victoria Llorente, directora de la FIP, junto a Carlos Enrique Moreno Mejia, Consejero Presidencial
María Victoria Llorente, directora de la FIP, junto a Carlos Enrique Moreno Mejia, Consejero Presidencial
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Durante el encuentro, varios miembros de la Mae Fah Luang Foundation hablaron sobre los retos y lecciones de ese país para disminuir los cultivos de amapola, destinados a la producción de heroína. (También puede leer Tailandia fue declarada libre de cultivos ilícitos ¿Qué puede aprender Colombia?)

"La solución a los cultivos ilícitos requiere de tiempo. No es un problema que se resuelva con afán".
"La solución a los cultivos ilícitos requiere de tiempo. No es un problema que se resuelva con afán".

Para Sandro Calvani, asesor senior en planificación estratégica de la Mae Fah Luang y exrepresentante en Colombia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito–UNODC, la presencia de cultivos ilícitos en Doi Tung, norte de Tailandia, “era un problema de desarrollo que requería poner a las personas en el centro de la solución y varias décadas de trabajo”. Por esta razón, en 1988 la princesa madre Mae Fah Luang lanzó un plan de desarrollo en esa zona caracterizado por tres elementos: 1) un enfoque de abajo hacia arriba que buscaba que fueran las mismas comunidades las que identificaran los problemas y necesidades; 2) un plan de intervención secuenciado; y 3) un marco de acción flexible que permita realizar cambios en el plan de trabajo a medida que se van identificando problemas.

Después de 30 años, en 2002, este plan, conocido como el Proyecto de Desarrollo Doi Tung (PDDT), logró que Tailandia fuera declarado por Naciones Unidas como un país “libre de cultivos”. De igual forma, logró que en un periodo de 10 años (2006-2016) el PIB per cápita de esta región pasara de 431 USD a 2.922 USD.

Aunque la experiencia de Tailandia no se puede replicar de manera exacta, debido a las múltiples particularidades del contexto de ese país, si muestra que es posible erradicar los cultivos ilícitos. Para Daniel Brombacher, coordinador del Programa Global de Políticas de Drogas y Desarrollo-GPDPD de GIZ, es necesario difundir este tipo de casos y agregó que el éxito radica en “poner a las personas en el centro de la política. No basta con medir el éxito a partir de estadísticas de cultivos ilícitos”.

Luego de una breve presentación sobre la visión y el trabajo de la Mae Fah Luang, Narong Apichai, Visit-orn Rajatanarvin, Natworarat Khantisit y Pattamon Rungchavalnont, miembros de la organización, respondieron varias de las preguntas formuladas por los participantes sobre lecciones para Colombia. Entre ellas sobresalen:

  1. Garantizar la sostenibilidad de un proyecto de desarrollo alternativo es posible. El PDDT es hoy en día una iniciativa auto sostenible. Su financiación se ha logrado focalizando recursos de cada una de las 35 agencias y cuerpos gubernamentales que tiene el país, y por medio de créditos internacionales.

  2. Visibilizar y socializar la agenda de trabajo a nivel internacional es necesario para ganar apoyo y credibilidad. En muchos casos, la comunidad internacional es escéptica frente a este tipo de intervenciones. Muchos países exigen resultados a corto plazo frente a un problema que puede tomar décadas solucionar. Sin embargo, esta situación se puede contrarrestar mientras exista un plan serio y se socialicen los resultados permanentemente.

  3. Las personas son la solución, no el problema. Abordar los cultivos ilícitos, y en sentido más amplio, el narcotráfico, requiere poner en el centro del debate y de la solución, a las personas. Los que están involucrados en los eslabones del tráfico de drogas son la fuente principal para superar el problema, siempre y cuando tengan oportunidades y herramientas para su empoderamiento.

  4. La sostenibilidad ambiental y el desarrollo alternativo no van en contravía. Por el contrario, lo que demuestra el caso tailandés es que el paso de una economía ilícita a una lícita se puede realizar potenciando los activos ambientales que rodean las zonas de cultivos ilícitos.

Al final del evento, María Victoria Llorente, Directora Ejecutiva de la FIP, agradeció a los integrantes de la Mae Fah Luang Foundation, y agregó que, a pesar de ser una experiencia única, “las lecciones del caso tailandés tienen mucho que aportar al contexto colombiano, y particularmente, al trabajo y los debates que viene generando la Fundación alrededor de los cultivos ilícitos”.

Este evento contó con la participación con representantes de Presidencia de la República, Asociación Nacional de Empresarios de Colombia –ANDI, Consejo Privado de Competitividad, Ministerio de Justicia y del Derecho, Comisión Económica para América Latina y el Caribe –CEPAL, Embajada de Estados Unidos en Colombia, USAID, RIMISP, OSF y Capital Advisory, entre otros.

 

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