A cuatro años de la firma del Acuerdo Final con las FARC, es clave analizar los datos sobre la violencia en el país para poder entender no sólo de dónde venimos y dónde estamos, sino para dónde vamos.
En alianza con La Silla Vacía, realizamos esta conversación sobre los retos que representa el Covid-19 en la construcción de paz.
Este año hay cuatro retos importantes. ¿En qué se ha avanzado, cuáles son las dificultades y qué se debe hacer?
La construcción de la paz requiere de legalidad, pero también de legitimidad. El presidente Duque debe insistir en el pacto nacional que permita hacer los ajustes necesarios a través de la suma de voluntades.
La seguridad de las mujeres y miembros de la comunidad LGBTI en el marco del proceso de paz y terminación del conflicto armado sigue siendo un tema preocupante. De acuerdo con estudios de la Fundación Ideas para la Paz, los hechos violentos hacia esta población pone en riesgo el cumplimiento de los acuerdos.
¿Qué significa la presencia de organizaciones del narcotráfico mexicanas en nuestro territorio? El ejemplo de Tumaco da luces sobre la magnitud e importancia real de esa presencia.
Planes como “el que la hace la paga” terminan escondiendo la ausencia de una verdadera estrategia para restaurar la seguridad y sentar las bases para la construcción y fortalecimiento de las instituciones del Estado.
No hay que olvidar que la historia de violencia de esta región de Norte de Santander es producto de una mezcla entre el continuo reacomodamiento de actores ilegales y la incapacidad del Estado para cumplir con sus funciones más básicas.
En el último año y medio, 50 excombatientes de la desmovilizada guerrilla han sido asesinados. ¿Qué está pasando con su seguridad y la de sus familias?
Estándares internacionales establecen que los organismos de control y tribunales deben tener acceso a todo tipo de información —incluso aquella de Seguridad Nacional y con independencia de su nivel de confidencialidad— que resulte relevante para sus funciones (Principios de Tshwane # 6).