El desmonte de las estructuras militares, políticas y de complicidades de los grupos paramilitares que negociaron con el gobierno colombiano entre los años 2003 y 2006, fue parcial e incompleto.
Cuando el pasado 28 de junio se hizo público el asesinato de los once ex diputados del Valle en manos de las FARC desde hace más de seis años, las expectativas de alcanzar un acuerdo entre el gobierno y la guerrilla que facilitase la liberación del grupo de secuestrados calificados por los insurgentes como políticos se evaporaron. La presente entrega comprende un conciso análisis de la coyuntura con el fin de dilucidar posibles desenlaces donde está en juego la posibilidad de un intercambio humanitario o, por otra parte, el recrudecimiento del conflicto en Colombia. Las dos preguntas en las que se centra el documento son: ¿existe todavía una posibilidad real de conseguir un giro en la actual situación y avanzar hacia un intercambio humanitario? Por otra parte, ¿resultaría técnicamente posible diseñar un proceso de acuerdo que sea compatible con los logros alcanzados por la Política de Defensa y Seguridad y que no proporcione a la guerrilla unas ventajas estratégicas intolerables?
Con la concreción de la Mesa de Acercamiento en La Habana, se abre finalmente una fase de diálogo directo entre el gobierno y el ELN luego de los intercambios de propuestas que comenzaron en junio de 2004. ¿Qué se puede esperar? Según la propuesta original del gobierno del 29 de junio de 2005, el propósito central de la Mesa de Acercamiento, será la definición de un cese de hostilidades como compromiso del ELN para facilitar el inicio de un proceso de diálogos. En reciprocidad, el gobierno ofrece suspensión de operaciones militares contra el ELN, sin la exigencia inicial de desarme y desmovilización (ver Boletín 23). ¿Es ese un propósito viable? De acuerdo con el análisis que plantea este boletín, los acercamientos con el ELN no ocurren en un vacío sino que están inscritos en un triángulo en el que mucho depende del comportamiento de las otras dos partes: las autodefensas y las FARC. Dentro de ese triángulo, el ELN tiene hoy una ventana de oportunidad. El documento argumenta también que con la desmovilización de los paramilitares, las condiciones para una negociación de paz satisfactoria -el escenario estratégico- parecen inmejorables, pero la implementación de mecanismos sobre el terreno -el escenario táctico- que permitan avanzar en esa negociación supone retos de inmensa dificultad. La conclusión a la que se llega es que la tarea de La Habana debe ser entonces bosquejar el puente que lleve de un escenario a otro y ponerle un cronograma. Y para eso no basta con discutir un cese de hostilidades.
El anuncio del ELN de que acoge el ofrecimiento de apoyo de Venezuela se añade aparentemente a la lista de hechos recientes -la flexibilización en la posición del gobierno, la iniciativa de la Casa de Paz- que señalan una nueva disposición de las partes a buscarle salidas negociadas al conflicto Pero en este caso los interrogantes y las dudas oscurecen la luz que pueda aparecer al otro lado del túnel, pues ni el gobierno ni el ELN son dados a definir con claridad el papel de terceros en el procesos de paz. Pero la propuesta de Venezuela arroja además una serie de obstáculos en el camino que parecen insalvables y que son motivo de análisis de este boletín: Puede un país vecino cumplir las funciones de mediador que requiere el proceso en este estadio de pre negociación? ¿Está dispuesto el gobierno a aceptar esa mediación? Y por último: ¿Qué podría hacer Venezuela que no hayan hecho los otros países?
Ante el anuncio de la salida temporal de alias Francisco Galán, guerrillero del ELN, de la cárcel de Itagüí en el 2005 y el ofrecimiento del Presidente Uribe de reconocer que hay un conflicto armado en Colombia, abren nuevos espacios luego de los impases en los acercamientos bilaterales. Tanto al ELN como al gobierno les conviene crear espacios políticos para discutir la paz. La pregunta es: ¿Se trata de promover la paz con la política o la política con la paz?
Ante el anuncio de iniciar un predialogo con los grupos armados ilegales por parte de la iglesia en Colombia, en este boletín se analizan los beneficios y retos que esta medida, si se concreta, puede llegar a tener. Como propuesta, el prediálogo anunciado esta semana es un paso correcto y necesario; si echa raíces, se colocaría una pieza clave para la solución del conflicto. Sin embargo, los interrogantes son muchos. Todo indica que en el mejor de los casos, se garantizará un espacio para que la Iglesia continúe haciendo lo que ya viene haciendo; en el peor, se pondrá en riesgo la credibilidad del recurso de mediación más importante que tiene el país. Sin embargo, son tantos los interrogantes y el contexto en el año electoral acercándose, que parece tan poco favorable que las esperanzas se pueden ver rápidamente frustradas: ¿Cuál es el mandato de la Iglesia? ¿A quién incluye? ¿Por cuánto tiempo? Sobre nada de esto hay claridad. Tampoco parece que haya margen político de maniobra.
Este boletín habla del afán del gobierno en el 2005 por capturar a alguno de los más notables comandantes de las FARC y además ahonda en cómo el proceso de Ralito ha puesto el foco sobre las cabezas de estas organizaciones y de la creciente cifra de desmovilizaciones, que evidencia el problema de los combatientes rasos. Entre cabecillas y combatientes hay una franja invisible que, a pesar de las capturas recientes, pasa desapercibida, pero que posiblemente sea la que determine la suerte de la guerra y la paz: los mandos medios.
A partir del intercambio de cartas entre la guerrilla del ELN y el Gobierno de Colombia en el 2005, en este boletín se explican las lecciones que este hecho dejó en materia de diálogo en público. La decisión por parte del gobierno y del ELN de hacer públicas sus comunicaciones deja en evidencia las dificultades de estos difíciles acercamientos, pero también deja entrever que aún hay ventanas abiertas. Ante todo arroja la pregunta: ¿es posible hacer la paz en público? Cualquier negociación de paz tiene que encontrar un equilibrio entre la confidencialidad, que amplía el margen de maniobra y evita que las conversaciones se entierren desde el comienzo en la búsqueda de consensos entre todos los interesados, y la transparencia, indispensable para garantizar que los acuerdos logrados tengan apoyo. Sobre todo en el caso de una prenegociación, que suele constar de conversaciones sobre conversaciones -y que es lo que hay hoy entre el gobierno y el ELN- el juego con los medios puede ahogar el proceso antes de que haya aprendido a dar sus primeras brazadas.
Este boletín registra la aprobación en el Congreso de la Ley de Justicia y Paz el 20 de junio de 2005 y busca discutir cuál será su futuro en vista de las debilidades que aún contiene y que han motivado una lluvia de críticas. Sin desconocer el avance que este proyecto representa en materia de un marco legal para los procesos de paz el texto argumenta que es imprescindible no perder de vista los retos que enfrenta esta ley. Para el documento estudia la jurisprudencia reciente nacional e internacional (Argentina) sopesando algunas de las discusiones más sobresalientes en lo que tiene que ver con la justicia transicional. El planteamiento general es que todo depende ahora de la capacidad del gobierno y del sistema judicial de implementar el proyecto a cabalidad pues la aprobación de la ley es apenas el medio tiempo.
En un comunicado fechado el 17 de abril de 2005, el ELN anunció que daba por terminada la labor de México como facilitador de los acercamientos con el gobierno colombiano, un día después el Alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, señaló: las razones del grupo terrorista ELN para suspender la fraterna cooperación mexicana corresponden solamente a la actitud ofensiva, soberbia y mentirosa de este grupo, que se niega a suspender la práctica terrorista del secuestro para iniciar un proceso de paz. Ante la anterior circunstancia el presente boletín se pregunta ¿El proceso de acercamiento con el ELN se quedó sin aire? Mientras más se prolongue el estancamiento en que se encuentran los acercamientos, menores serán las posibilidades de éxito, porque la clave está en el manejo de los tiempos.