Análisis / 15 de abril de 2014 / Tiempo de lectura: 8 min.

Fin del conflicto: desarme, desmovilización y reintegración

En el tercer punto del Acuerdo General para la terminación del conflicto definido por el Gobierno Nacional y las FARC, que se refiere al fin del conflicto, se incluye el tema de la dejación de las armas y la reincorporación civil, política, social y económica de esa guerrilla, lo que sin duda incluirá la discusión sobre el proceso de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR). Aunque no sería el primer intento por tratar de abordar con las FARC este tema (ya se había logrado avanzar en el pasado con la adopción de algunas medidas de esta naturaleza orientadas a las desmovilizaciones individuales de miembros de este grupo, que a octubre de 2013 sumaban 18.690), sí sería la primera vez que se contemplaría con esa guerrilla la discusión formal de algunos aspectos asociados a un proceso de DDR.

El debate actual

En estricto orden lógico, la discusión sobre el desarme y desmovilización debería preceder el análisis sobre el tema de la participación política que se abordó primero en la mesa diálogos de La Habana. Sin embargo, al tiempo que se avanza en ese debate vienen surgiendo diferentes posturas en torno al eventual proceso de DDR con la guerrilla que es un tema transversal y que por lo pronto ha tenido como eje central la cuestión del desarme y en menor medida, la desmovilización y la reintegración.

Con respecto al desarme se distinguen parcialmente al menos dos grandes posiciones contrapuestas: 1) la del gobierno, que sugiere la entrega de todas las armas como condición necesaria para aplicar el Marco Jurídico para la Paz (declarado exequible por la Corte Constitucional)[1] y en consecuencia para garantizar la reintegración política, social y económica de la guerrilla, y 2) la de las FARC, que plantea la dejación paulatina pero no la entrega total de sus arsenales.

Desde el inicio del proceso de negociación, a través de su delegación de paz, el gobierno ha sido enfático en señalar que la guerrilla tiene que abandonar las armas para regresar a la vida civil. Así lo ha manifestado el jefe del equipo negociador, Humberto De la Calle y el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, para quienes la dejación definitiva de las armas es una condición innegociable para que la guerrilla pueda transitar hacia una fuerza política que exponga ideas sin el acompañamiento de los fusiles, pero con las garantías a las que haya lugar[2].

Parte de esta postura es complementada por ideas de personalidades como el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, quien señaló que es inaceptable la existencia de partidos políticos armados y fue más allá diciendo que es necesario que la guerrilla entregue información detallada sobre los campos minados de todo el país[3]. Por otro lado, sobresale el llamado del cardenal Rubén Salazar, en representación de la iglesia, para que las ideas dejen de ser defendidas con las armas y para que en ese sentido se haga una entrega física de las mismas.

Algunos columnistas, analistas y líderes de opinión también se han sumado a estas exigencias dentro de los que se destacan, por un lado, el ex asesor de paz Camilo Gómez y la internacionalista Laura Gil, quienes coinciden en que la entrega de armas no solo debe ser física para garantizar que los ex combatientes no las van a volver a utilizar, sino porque en un Estado social de derecho es éste el que debe ostentar el monopolio legítimo de la fuerza[4]. Están igualmente las posiciones de Víctor G. Ricardo, jefe del equipo negociador del gobierno durante los diálogos de Caguán y de León Valencia, desmovilizado de la CRS, quienes reconocen un avance en el simple hecho de que este tema, que hasta ahora había sido ajeno a las agendas de paz con las FARC, haya sido incluido como sustantivo.

Se destacan también las posiciones de María Victoria Llorente, directora ejecutiva de la Fundación Ideas para la Paz para quien es fundamental que el Estado cuente con información confiable sobre los arsenales y busque la gestión de un organismo internacional para la verificación en un eventual proceso de entrega de armas[5]. Por su parte, Pablo Ortega, investigador del CERAC, propone diseñar un programa de DDR que incluya una fase de prevención y mitigación de nuevas olas de violencia que rompa los vínculos entre los desmovilizados y las organizaciones criminales. Además, que se cree un sistema de seguridad conformado por los simpatizantes, militantes y líderes de partidos post guerrilleros que surjan. Este sistema operaría como una unidad de protección que se activa de forma expedita como sucede con los líderes de tierras actualmente[6].

Por otro lado, se destaca el planteamiento de la columnista Laura Manrique, quien llama la atención sobre la importancia de que este tema se hubiera definido incluso antes de iniciar el proceso como ha ocurrido en algunas escenarios internacionales y, sobre las implicaciones que puede tener un acuerdo que contemple “dejación” de armas, que no significa necesariamente desarme, entrega, monitoreo, inutilización y/o destrucción, lo que podría propiciar eventualmente un rearme de las mismas o nuevas estructuras[7].

La mayoría de estas opiniones, incluyendo las de la delegación de paz del gobierno, son reacciones frente a la idea de la guerrilla de “dejar” las armas sin entregarlas. Se trataría de la reactivación de la doctrina de la combinación de todas las formas de lucha, que supone abrir espacios políticos con las armas. Bajo esta premisa se entiende que el exterminio de la UP provocó desconfianza en el Estado y por esa vía se estaría justificando el mantenimiento de los arsenales, a lo que habría que sumar su intención manifiesta de querer guardar las armas para entregárselas eventualmente al pueblo como medio para su defensa.

Aunque de manera un tanto sorpresiva, el máximo jefe de las FARC, alias Timochenko, señaló en alguna oportunidad que “la búsqueda de la paz carecía de sentido sin contemplar un adiós a las armas”[8], lo cierto es que recientemente la guerrilla ha dado señales de que esa premisa puede ser relativizada si se piensa en el caso de Irlanda del Norte, donde el IRA no se desarmó inmediatamente y donde no hubo fotos de entrega de arsenales. Así lo expresó alias “Andrés Paris”, miembro de la delegación de paz de la guerrilla días después de que se conociera que habían recibido la visita de ex guerrilleros de otros países para asesorarse en los temas del desarme y la desmovilización[9].

‘Paris’ fue más allá y propuso que en caso de darse un proceso de dejación de armas por parte de la guerrilla, el Estado tendría que pensar en el desmonte parcial de su pie de fuerza, pues en tiempos de paz se haría innecesario contar con 500 mil hombres dotados con fusiles tal y como sucedió, según él, en Guatemala y El Salvador, donde las fuerzas militares experimentaron profundas transformaciones llegada la paz[10]. Esta postura fue reafirmada por alias “Iván Márquez”, “Jesús Santrich” y “Pablo Catatumbo”, al aseverar que no habían ido hasta La Habana para entregar las armas que el Estado no les había quitado en 50 años de conflicto. Y es que según ellos, las armas dejarán de ser útiles cuando no haya razón para mantenerlas y eso solo ocurrirá cuando se adopten reformas estructurales en el Estado, de lo contrario, la lucha armada seguirá vigente y la influencia de masas también, de ahí el apoyo militar que han decidido ofrecer a las protestas campesinas en algunas regiones del país[11]. En una entrevista ‘Pablo Catatumbo’ manifestaría su postura en los siguientes términos:

“Hay varias experiencias en el mundo acerca de la terminación de conflicto en las que se le ha dado un manejo inteligente a este punto (dejación de las armas). El problema no son las armas, son los hombres que las disparan y cuando hablamos de dejarlas hay que recordar que estamos en una conversación bilateral y habría que preguntarse si la dejación es solamente para una de las partes o si la otra tiene contemplada esta posibilidad”[12].

Con relación al componente de la desmovilización, el Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha advertido que de acuerdo con información de inteligencia, se calcula que los miembros de las FARC ascenderían a 9 mil, pero lo cierto es que tomando como ejemplo la subestimación hecha durante el proceso con las AUC y la participación de las redes de apoyo logístico y milicias, que sumarían cerca de 11 mil hombres más, la población objetivo se acercaría a 20 mil hombres[13].

Ante esta cifra descomunal, el Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre, ha manifestado desde ya que el ente acusador por ahora no cuenta con los recursos jurídicos ni con la infraestructura necesaria para poder afrontar un eventual proceso de desmovilización colectiva, algo que no fue tenido en cuenta en el proceso con las AUC con las consecuencias ya conocidas. Montealegre ha dicho que la mejor forma de proteger los DDHH es evitando la impunidad y de esa forma preparando a la Fiscalía para el postconflicto[14].

Esta posición contrasta con la de Alejandro Eder, director de la ACR, quien asegura que los 10 años de experiencia que tiene el país en procesos de reintegración le permiten contar hoy con un completo plan para que en un determinado momento los desmovilizados de las FARC puedan gozar de una reincorporación civil integral[15]. Frente al tema de la reintegración, la Fundación Ideas para la Paz llama la atención frente a la postura optimista y abierta del empresariado que casi de manera mayoritaria ha aceptado estar dispuesto a participar de manera activa en la etapa de peacebuiling, con la reintegración económica de los ex combatientes, ya sea a través del empleo de desmovilizados o del patrocinio de proyectos productivos desarrollando programas de reconciliación para superar problemas como la desconfianza o inyectando recursos de manera indirecta para evitar resentimientos por parte de las víctimas[16].

[1] Ver artículo, “Aplicación del marco depende de dejación de las armas: Gobierno”, en: http://www.eltiempo.com/politica/aplicacion-del-m...

[2] Ver artículo “La entrega de armas: el nuevo rifirrafe con las FARC”, en: http://www.lasillavacia.com/historia/la-entrega-d...

[3] Ver artículo “Ordoñez pidió a las FARC entregar armas y rutas del narcotráfico”, en: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/politica/...

[4]Ver artículo “Analistas dicen que las FARC sí deben entregar armas”, en: http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW...

[5] Ver artículo “Desarme, el tema inédito en 30 años de diálogos con las FARC”, en:http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12198298.html,

[6] Ver artículo “Las FARC: de las armas a la política” en: http://www.razonpublica.com/index.php/conflicto-d...

[7] Ver artículo “Sin entrega de armas no hay paz” en: http://www.semana.com/opinion/articulo/sin-entreg...

[8] Ver artículo “Sin dejar las armas no tendría sentido avanzar en el proceso de paz”, en: http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias...

[9] Ver artículo “Gobierno no tendrá foto de entrega de armas”, en: http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias...

[10] Ver artículo “FARC hablan del desmonte parcial del ejército si hay paz”, en: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/F/f...

[11] Ver artículo “FARC ofrecen apoyo armado a campesinos en paro”, en: http://www.semana.com/nacion/articulo/farc-ofrece...

[12] Ver artículo, “Buscar salidas para la dejación de las armas no implicaría su entrega”, en: http://www.lafm.com.co/noticias/hay-que-buscar-sa...

[13] Ver artículo “Cerca de 20 mil desmovilizados tendrían FARC si hay acuerdo de paz”, en: http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/5-2013-c... ,

[14] Ver artículo “Fiscalía admite que no tiene capacidad de afrontar una desmovilización de las FARC”, en: http://www.rcnradio.com/noticias/fiscalia-admite-...

[15] Ver artículo “Gobierno tiene plan de reinserción para las FARC si tienen éxito los diálogos de paz: Alejandro Eder”, en: http://www.caracol.com.co/noticias/judicial/gobie...

[16] Llorente, María Victoria, “Líderes empresariales hablan de paz con las FARC”, Serie Informes FIP nº 17, agosto 2012, Fundación Ideas para la Paz, pp. 22-24.

 

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