Análisis / 1 de febrero de 2007 / Tiempo de lectura: 2 min.

De excombatientes a ciudadanos: luces y sombras de los nuevos planes de desmovilización

Boletín Siguiendo el Conflicto Nº 47. La presente entrega se detiene en los retos y dilemas que encierra la reciente adopción del concepto de reintegración por parte de la administración Uribe en el marco del proceso de desarme, desmovilización y reinserción luego de la implementación de la Ley de Justicia y Paz.

Partiendo de la realidad tangible de que en el país existen hoy 43.500 excombatientes de grupos armados el documento analiza los lo que se ha hecho así como algunos desafíos que deberá afrontar el proceso en términos de acabar con el mercado de la guerra, cuándo establecer el límite final del proceso, qué hacer con las comunidades receptoras, el tratamiento diferenciado entre los desmovilizados y finalmente qué hacer si el proceso de reintegración fracasa.

Nº 47. From Ex-combatants to Citizens: Strengths and Weaknesses of the new Demovilization

Los debates sobre la efectividad o el fracaso del proceso de desarme, desmovilización y reinserción adelantado por la administración Uribe y los juicios políticos a sus iniciativas de paz han hecho perder de vista los hechos concretos que, en este campo y en los últimos años, han tenido lugar en Colombia.

Más allá de las críticas que se le puedan hacer a la manera como se ha llevado a cabo este proceso, lo cierto es que éste se ha traducido en realidades tangibles como los más de 43.500 excombatientes que hoy en día existen en el país. Las siguientes páginas son una invitación a dejar por un momento de lado los enjuiciamientos y detenerse en los retos y dilemas que encierra la reciente adopción del concepto de reintegración por parte del gobierno nacional.

Debates on the effectiveness or failure of the disarmament, demobilization and reintegration process that the Uribe administration has implemented in the past few years, and political judgments on his peace initiatives have obscured the concrete events that have recently taken place in Colombia in this area. Beyond the criticisms that can be made of the way the process has been carried out, there are tangible changes such as the fact that the country now has more than 43,500 ex-combatants. What follows is an invitation to reserve judgment for the moment in order to examine the challenges and dilemmas posed by the concept of reintegration recently adopted by the Colombian government.

 

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