Noticias / 28 de agosto de 2018 / Tiempo de lectura: 5 min.

Conozca el aporte de la FIP a los diálogos de paz con la guerrilla de las FARC

Durante los cuatro años que duró la etapa pública del proceso de negociación con la guerrilla de las FARC, la FIP jugó un papel determinante a la hora de sistematizar los aportes de la sociedad civil. Los detalles de este trabajo hacen parte de la Biblioteca del Proceso de Paz que acaba de publicarse.

Foto: OACP
Foto: OACP

Desde el inicio de las conversaciones públicas entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC, en 2012, las partes negociadoras reconocieron que la participación de la sociedad civil era esencial para la construcción de paz. Por eso, el Gobierno decidió no solo crear espacios de participación, sino también diseñar un mecanismo que procesara esa información para que pudiera ser realmente útil y oportuna en las conversaciones de La Habana. (También puede leer Aportes de organizaciones de mujeres y LGBTI a un año de la firma de la paz. Análisis FIP)

El país pudo seguir en directo los foros que se hicieron en Bogotá y otras ciudades sobre cada uno de los seis puntos de la agenda de negociación, así como las visitas de diversos grupos a La Habana, donde fueron escuchados. También se creó una plataforma digital que facilitó la participación de los ciudadanos a través de internet, y el Gobierno repartió más de 600.000 formularios en todo el país.

Más de 67.000 propuestas llegaron a través de la plataforma y los formularios, y otros tantos aportes se expusieron en los foros nacionales y regionales. Toda esta información fue organizada, sistematizada y analizada por un equipo de investigadores de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), que llegó a reunir a 20 integrantes en los momentos de mayor participación, como cuando se discutió el punto de víctimas. Este equipo elaboró, a lo largo de la negociación, 168 informes para la delegación del Gobierno. De esos informes, 108 fueron estadísticos, 47 de carácter analítico y 14 fueron ejercicios comparativos.

“Nunca antes la participación ciudadana en un proceso de paz había sido clasificada rigurosamente y utilizada como insumo por parte del Gobierno”, afirma María Victoria Llorente, directora ejecutiva de la FIP.

Nuestro trabajo comenzó en febrero de 2013 y se centró en la construcción de una gran base de datos con variables de carácter temático, geográfico y de caracterización de los participantes (individuos y organizaciones), que fue alimentándose a lo largo de las negociaciones.

Definir las variables temáticas representó un gran reto para la FIP y para el Gobierno. “Fue un gran aprendizaje para todos. A medida que se negociaba cada punto de la Agenda, nuestro equipo y el del Gobierno tuvieron largas sesiones de trabajo para concretar los temas y subtemas correspondientes en la base de datos de participación”, explica la directora de la FIP.

Con toda esta información procesada, los negociadores del Gobierno Nacional enriquecieron sus propuestas e identificaron una diversidad de actores y visiones de país.

Las cifras de la sistematización revelan qué tanto participaron los colombianos. Las organizaciones de víctimas fueron la más activas, con un 21.8% de las propuestas. Le siguieron los campesinos (10.8%), las mujeres (10.6%) y los grupos de personas desplazadas (8.85%). Los temas con mayor número de aportes fueron reparación, desarrollo social rural, acceso y uso de la tierra, reformas y ajustes institucionales para la construcción de paz, medidas efectivas para promover una mayor participación política y derechos y garantías para el ejercicio de la oposición.

Los retos y beneficios de la participación

Identificar a los participantes también significó un reto importante para la FIP que vale la pena resaltar. El Gobierno Nacional y las FARC acordaron que toda participación ciudadana se haría respetando la privacidad de quienes enviaron propuestas. Esto significa que ningún individuo u organización tenía la obligación de suministrar datos personales. Por ello, la FIP tuvo que hacer un enorme trabajo de consulta de fuentes secundarias para determinar, por ejemplo, el tipo de organización, el sector poblacional que representaba y su ubicación.

Este trabajo recogió sus frutos porque, como asegura Llorente, “la participación ciudadana no fue mediática ni multitudinaria, pero sí ayudó a tomar decisiones concretas en la Mesa de Negociación”.

Sin duda, para la FIP, sistematizar los aportes de la sociedad civil contribuyó directamente a la materialización del Acuerdo Final y se constituye en un invaluable insumo para muchas de las discusiones de la agenda pública del país.

Es importante tener en cuenta que, según el documento “Participación ciudadana en el desarrollo de procesos de paz”, redactado por Transparencia Internacional, aliado de la FIP durante este proceso, varios estudios han demostrado que la inclusión de la ciudadanía en el desarrollo de los procesos de paz puede traer múltiples beneficios, entre ellos la ampliación de los temas que se tratan en la Agenda, el incremento de la apropiación pública del proceso, el aumento de la legitimidad de los resultados y la obtención de una mayor durabilidad y sostenibilidad para la paz.

Sin duda, para la FIP, sistematizar los aportes de la sociedad civil contribuyó directamente a la materialización del Acuerdo Final y se constituye en un invaluable insumo para muchas de las discusiones de la agenda pública del país. “La información que contiene la Base de Datos que construyó la FIP es ni más ni menos que la memoria histórica de la participación de los colombianos en el proceso de paz con las FARC. Y esperamos que, en el largo plazo, se convierta en una fuente de análisis social sobre la construcción de paz”, añade la directora de la FIP.

El paso a paso de este trabajo se encuentra en la Biblioteca del Acuerdo de Paz con las Farc-EP, compuesta por 11 tomos que reúnen las memorias de este proceso de paz y están distribuidos de manera temática y cronológica.

La Biblioteca se puede consultar de manera virtual y descargar
 

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