Noticias / 8 de octubre de 2012 / Tiempo de lectura: 6 min.

Sensación de seguridad no está asociada a seguridad objetiva

La directora de la FIP, en entrevista con la periodista María Isabel Rueda, habla de la seguridad en Bogotá.

La directora de la FIP, en entrevista con la periodista María Isabel Rueda, habla de la seguridad en Bogotá.

Algo bueno debe estar pasando en Bogotá para que la percepción de inseguridad haya pasado del 57 al 38 por ciento, según la más reciente encuesta de la Cámara de Comercio. A este optimismo que dicen sentir los bogotanos se suma que la tasa de homicidios alcanzó en agosto su cifra más baja en los últimos 27 años (44% menos que el mismo periodo de 2011).

El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, atribuyó esta baja histórica a la implementación del Plan Desarme que se viene aplicando desde febrero, algo que no comparte María Victoria Llorente, directora de la FIP, quien resalta que es la Policía la que se apunta un gran éxito gracias a la implementación del Plan Cuadrantes, un nuevo modelo de servicio que ha incidido en la caída de los homicidios y en la percepción de seguridad.

Para analizar estas cifras, la periodista María Isabel Rueda, que dirige el programa radial Sal y Pimienta, invitó a Jairo Libreros, especialista en seguridad y política pública, a María Victoria Llorente, directora de la FIP –que hoy hace seguimiento al Plan Cuadrantes de la Policía–, al Coronel Mariano Otero, Comandante Operativo de la Policía de Bogotá, y al concejal del partido Verde, Antonio Sanguino, para discutir los porqués de este nuevo panorama en la seguridad de la capital.

El concejal Sanguino coincide con la directora de la FIP en que no se le puede atribuir todo el peso de esta victoria al Plan Desarme. “La tasa de homicidios empezó a caer en enero de 2012, pero ya venía de una caída, como sucede en todo el país”, dijo. Para Libreros son tres las razones para el optimismo. “La percepción ha mejorado por la confianza que sienten muchos bogotanos en Petro, ya que Samuel Moreno generaba desconfianza y lo creían corrupto”. Reconoce su parte de victoria al Plan Cuadrantes pero también le da bastante crédito al éxito del Plan Desarme, ya que en la encuesta de la CCB, el 84% de los entrevistados se identificó con esta medida.

Sin embargo, para María Victoria Llorente la sensación de seguridad “infortunadamente no está asociada a la seguridad objetiva”. Para la directora de la FIP, determinar qué está asociado con esa sensación de seguridad, varía tanto como saber qué sucedió ese día en la ciudad o en qué zonas se realizó la encuesta. “Hay muchos elementos emocionales, aunque sí es cierto que con Moreno veníamos de una sensación de que la ciudad estaba fuera de control”, dijo.

Por el contrario, Libreros cree que esta percepción positiva no es extraña a la realidad de seguridad. “Uno de los grandes propósitos de toda política de seguridad es derrotar el miedo de los ciudadanos. Hay que abonarle el éxito a la Policía pero también hay que reconocerle al alcalde que ha logrado mantener esa tendencia de seguridad”.

Una de las estrategias exitosas de la Policía ha sido estudiar en detalle cuáles son los delitos que más afectan la percepción de seguridad. Para ello georreferenció el delito y encontró que hay cinco localidades en Bogotá donde constantemente se presentan los delitos más frecuentes (homicidio, hurto, lesiones personales). También estudió con qué frecuencia se presentaban. “Con esta información hemos desmantelado 156 bandas y 696 delincuentes están en las cárceles”, explicó el coronel Otero.

Aunque se sabe que Bogotá tiene la mejor georreferenciación del delito en América Latina, han cambiado varias de las estrategias. Antes funcionaba por localidades –zonas muy extensas como Kennedy y Ciudad Bolívar– pero al final, esa información no se usaba. Hoy, el nivel de georreferenciación permite saber los niveles de concentración del delito, lo que facilita enormemente el trabajo a la Policía para poder focalizar su accionar. “Es muy diferente trabajar en Ciudad Bolívar a hacerlo en un punto específico de esa localidad donde se concentra el delito”, afirma María Victoria Llorente, para quien la diferencia está en la planificación.

Antes no existían los cuadrantes y la Policía funcionaba por estaciones, que se correspondían a cada una de las localidades de la ciudad. Hoy Bogotá tiene más de mil cuadrantes. “No servía de nada tener una información pormenorizada sin una estrategia pormenorizada”, afirma María Victoria.

Para el concejal Sanguino, también es una decisión afortunada haber destinado una gerencia para cada uno de los delitos. “Eso complementa y ayuda a la Policía, a pesar de que disminuyó el presupuesto de seguridad de Bogotá. Pasó de 1.2 billones a un poco más de 800 mil para este cuatrenio”, dijo. Al gerenciar los delitos se entrega información al policía de cada cuadrante que a su vez hace labores preventivas, disuasivas, de control y trabajo de inteligencia. “El policía era odiado por la ciudadanía y su contacto era, por mucho, una requisa violenta. Hoy el policía llega a las casas como si se tratara de un médico domiciliario, pregunta los males y diagnostica”, explicó el coronel Otero.

¿Funciona el Plan Desarme?
María Victoria Llorente cree que no incide en la disminución de homicidios en Bogotá. La directora de la FIP aclara que no está en contra de la medida y menos cuando se sabe que el 60 por ciento de los homicidios en Bogotá se comete con arma de fuego. “(Sin embargo) uno esperaría que durante la aplicación de la medida hubiera un mayor número de incautación de armas de fuego que en el mismo periodo del año anterior. Pero eso no está sucediendo, la diferencia es mínima (43 armas legales)”.

Por el contrario, Libreros cree que no se puede desconocer que el 84% de los encuestados por la Cámara de Comercio haya considerado que la medida es buena. Pero una cosa es la percepción y otra la realidad. “La frivolidad con que se tomó la norma es preocupante cuando hay un problema severo en Colombia respecto del control de armas. No sabemos ni siquiera el registro oficial de las armas”, dice María Victoria. Mucho menos del mercado de armas ilegales, que se calcula, mueve 10 mil millones de pesos.
Además –agrega– en la incautación de armas que hace la Policía no existe ninguna relación entre las zonas donde se concentran los homicidios, las zonas donde hay estructuras criminales y las zonas donde la Policía incauta las armas.

Escuche la entrevista completa AQUÍ.

Palabras clave: PNVCC / seguridad / Bogotá

 

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