Análisis / 20 de junio de 2014 / Tiempo de lectura: 7 min.

El conflicto armado en el sur del Valle y el norte del Cauca y su impacto humanitario

A diferencia de otras regiones del país, en el norte del Cauca y sur del Valle la intensidad del conflicto armado no muestra indicios de pacificarse y en cambio registra índices similares a los que se presentaron a principios y mediados de 2000.

  • Autore/as
  • Isabela Marín C.
    Isabela Marín C. Coordinadora de proyecto
  • Iván Santos
    Iván Santos FIP Alumni

La confrontación se desarrolla principalmente entre la guerrilla de las FARC y la fuerza pública en municipios ubicados sobre la cordillera Central como Caloto, Corinto, Miranda, Toribío y Florida. Esta zona, que históricamente ha sido de gran importancia para el grupo guerrillero, se ha convertido en una de las principales zonas de retaguardia de las FARC, ya que le permite asegurar la movilidad hacia el Pacífico, clave para el tráfico de drogas y armas, así como recuperar la comunicación con lugares estratégicos de asentamiento como el sur de Tolima y Huila.

Otros municipios de la región también se han visto afectados por la presencia de actores armados ilegales. El municipio de Suárez ha sido estratégico en la confrontación al formar un eje con municipios del centro del Cauca estableciendo un camino hacia el Pacífico caucano por medio de los ríos Naya y San Juan. Asimismo, dos factores han cobrado importancia desde hace media década sobre los indicadores de violencia del municipio: el desarrollo de megaproyectos y la minería. De igual manera, en las zonas urbanas de Santander de Quilichao y Puerto Tejada, ubicados sobre la vía Panamericana, se registran expresiones de violencia común y organizada que no necesariamente están asociadas al accionar de las bandas criminales y que también contribuye con La violencia de la región.

Las FARC, el grupo armado ilegal de mayor presencia en la región, tiene al frente 6, y las columna móviles Gabriel Galvis y Jacobo Arenas pertenecientes al Bloque Alfonso Cano, que es en el momento la más activa militarmente. Además, el comandante del bloque con influencia en la región, Jorge Torres Victoria alias ‘Pablo Catatumbo’, fue clave en los primeros contactos de Santos para abrir paso a los diálogos y ha sido durante las negociaciones en La Habana una de las principales voces de la guerrilla.

En 2013, los integrantes de la organización guerrillera, además de desplegar una ofensiva contra la fuerza pública para mantener el control sobre la Cordillera Central, dominan gran parte de los cultivos de marihuana en Cauca, están involucrados en minería ilegal de oro y tienen en acuerdos de negocios con bandas de delincuencia organizada. Además, al Frente 6 se le atribuyó dos violentos ataques a Inzá y Pradera, que marcaron el inicio y la finalización de la tregua unilateral acordada por las FARC entre el 15 de diciembre de 2013 y el 15 de diciembre de 2014.

En el último periodo, la intensidad del conflicto en esta región también se ha caracterizado por una importante ofensiva de la fuerza pública que inició con operativos de persecución al jefe guerrillero alias ‘Alfonso Cano’ en 2008 y encontró continuidad con la activación a finales de 2011 de la Fuerza de Tarea Apolo (en el desarrollo del Plan de Guerra Espada de Honor), con sede en Miranda, que busca la desarticulación de los frentes guerrilleros en la región.

La evolución del conflicto muestra que si bien la frecuencia de acciones de la guerrilla no ha disminuido frente a los primeros años de la década del dos mil, al analizar el esfuerzo militar, se compara el valor de las acciones de alto esfuerzo sobre el total de las acciones ha disminuido. Adicionalmente, en los últimos años de la década, la fuerza pública ha logrado mantener la superioridad militar frente a la de la guerrilla.

En 2012, se registraron un total de 72 acciones de los grupos guerrilleros disminuyendo en un 32,7% frente a las 107 acciones que se registraron en 2011. Las acciones más comunes en 2012 en la región fueron los hostigamientos (24) el 33,3% sobre el total de las acciones, y la activación de artefactos explosivos (19) que sumaron el 26%, es decir, que las acciones más comunes son las de medio y bajo esfuerzo militar. Las acciones que se presentaron en ese año en la región estuvieron concentradas principalmente en Caloto y Corinto, registrando el primero casi un 20%, y el segundo un 18%. Otros municipios donde se presentaron acciones guerrilleras fueron Miranda, Toribío y Florida.

Por su parte, el número de combates por iniciativa de la fuerza pública en la región fue de 75, un 27,2% menos con relación a los ocurridos en 2011, que fueron 103. La concentración por municipio de los combates registrados en 2012 es similar a la de las acciones guerrilleras, siendo Corinto y Caloto los que más combates registran, con un 18,7% y un 17,3% respectivamente, sobre el total de combates registrados en la región. A estos municipios les siguen Florida con 14,7% y Toribío con 13,3%.

La dinámica del conflicto de los últimos dos años ha tenido un grave impacto sobre la población civil que queda en el medio de los combates, es víctima de los ataques indiscriminados de la guerrilla, y es estigmatizada como colaboradora. Los indicadores más afectados por las confrontaciones y acciones armadas son los siguientes. Primero, la tasa de homicidios que si bien disminuyó en un 14% entre 2012 y 2013, pasando de 73,65 a 62,6, sigue siendo alta, ubicándose en 2013 30 puntos por encima de la nacional que para ese año fue de 32. Entre los resultados, se encontró que municipios en los que se han concentrado los combates y las acciones guerrilleras son Corinto, Florida (zona montañosa) y Caloto, en donde se registraron en 2013 tasas superiores a los 100 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Segundo, en los últimos años la región ha registrado altos índices de víctimas por minas antipersonal teniendo en 2012 un total de 47 víctimas, lo que representa la segunda cifra más alta de víctimas por este evento en la región después del año 2006. En 2013 las víctimas por minas antipersonal disminuyeron en un 70%, presentándose 15 casos en este año. Frente a este indicador, en 2013 un tercio de las víctimas de la región se concentraron en Suárez.

Tercero, otro indicador que a pesar de haber disminuido en los últimos años sigue dejando un elevado número de víctimas es el desplazamiento forzado. Entre enero y noviembre de 2013, 2.134 personas fueron expulsadas de sus hogares. Para ese mismo periodo, los desplazamientos de la región se concentraron en Suárez, con 900 desplazados, que representan el 42,2% del total de víctimas de la región.

En lo que se refiere a los secuestros, se registró un descenso importante desde principios de la década, pero crecieron entre 2012 y 2013, pasando de 5 a 19 en ese último año. En 2013, los estuvieron concentrados en Palmira y Santander de Quilichao, donde ocurrieron más del 60% de los casos. A esto hay que sumarle que las denuncias por extorsión también tuvieron un incremento para 2012 año en que se registraron 56 denuncias, frente a 40 de 2011. Igual que los secuestros, las denuncias por extorsión también se concentraron en Palmira, municipio que registró el 75% del total de denuncias de la región, y Santander de Quilichao que registró el 14%.

Finalmente, sobre la situación del reclutamiento forzado de menores, los pocos datos oficiales que se encuentran indican que en 2012 en la región se registraron hechos en Toribío, y en el primer trimestre de 2013, en los municipios de Miranda, Inzá, Corinto. Así mismo, medios de prensa y la Defensoría del Pueblo registraron casos de reclutamiento en Caldono, y denuncias en Florida y Pradera. Las poblaciones más afectadas por estos hechos son campesinos e indígenas que habitan en zonas rurales.

 

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